jueves, 8 de diciembre de 2016

La Mantua posible



Para el mantuano de hoy, decir cultura implica deuda con el espíritu sensible que alguna vez descendió sobre esta tierra cargada de historia.
Y aunque todo apunta a los inmuebles demolidos donde nació y se desarrolló  la  idiosincrasia de la localidad, es preciso reivindicar  el valor del creador,  que nada pide para sí, como no sea el reconocimiento por su entrega a los caminos de la literatura, la plástica, la música, el teatro y la danza.
Son muchos los que tienen la misión de encausar la creación artística de Mantua, pero el producto es escaso, porque el desaliento amenaza desde lo perdido, y algunos prefieren no  correr riesgos.
Paradójico es el hecho de los primeros tiempos, iguales de austeros, cuando unos pocos elevaron a Mantua hasta la cima de la cultura nacional. Decenas de bailarines surgidos de esta tierra de pinares, vegas y ríos.
¿Cuántos han de perderse hoy que el número de hombres y mujeres dedicados a enseñar cuadruplica la cifra de aquellos primeros?
Tierra de tesoros, fantasmas, buen tabaco y mentes brillantes, es cuna y osario de Claro Ebra, el mayor mitómano que parió esta isla; de  Jesús Serrano, poeta inmenso desde su desmedida austeridad, de Santovenia, que escribió su historia con pulso sereno y palabras escogidas, de Danilo Pulido, novio de sus paisajes, de Pertierra, cultor de leyendas  y de muchos que desandan sus calles, reposan en sus amplias casonas coloniales o sufren la fiebre creativa que salva del escarnio, de las simplicidad y las subestimaciones canallescas y vulgares.
Es tiempo de decantar, de modo que la marcha la realicen los que vibran y no los que coexisten;  los que sienten y no los que contemplan desde la esquina, el paso de la vida.
Es crimen de lesa humanidad, mantuicidio, cachetada oprobiosa no luchar por Mantua, y contemplarla en su dolor de muros calcinados, zapatillas colgadas, cuerdas silenciosas y pinceles dormidos en el lugar más oscuro de los recuerdos.
La responsabilidad corresponde a todos; porque la cultura no es el mero hecho de la orquesta, la obra pictórica o el poema que se lee en velada; es el latir de un pueblo que ama, trabaja, vive y respira; es la condición que nos distingue, que nos hace únicos, irrepetibles, en fin… cubanos. 
Es hora de restañar heridas, exonerar el silencio cómplice y desterrar las insuficiencias porque, Mantua, es altar y no fuste, y hemos de venerarla en vez de usarla para elevar estandartes poco creíbles que nada tienen que ver con su belleza e historia salvadora.

5 comentarios:

  1. Felicitaciones Lázaro, aplausos a tus ideas en defensa de nuestra tierra!!!

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  2. Gracias por empujar desde tus letras. Sueño con que regresen los duendes que despertaban la creación en Mantua. Quizás así, no nos quedaremos sólo con las ganas de hacer y pueda pisar otra vez las tablas donde hice mi primera representación teatral de la mano de Omara Otero y donde Víctor, desde su tercera hilera observaba con su buena mirada critica, y nos premiaba con sus aplausos. Es bueno saber que habemos más con sueños comunes.

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    1. Gracias, pienso igual. Tenemos todos que luchar porque esa magia vuelva a Mantua

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  3. Gracias por empujar desde tus letras. Sueño con que regresen los duendes que despertaban la creación en Mantua. Quizás así, no nos quedaremos sólo con las ganas de hacer y pueda pisar otra vez las tablas donde hice mi primera representación teatral de la mano de Omara Otero y donde Víctor, desde su tercera hilera observaba con su buena mirada critica, y nos premiaba con sus aplausos. Es bueno saber que habemos más con sueños comunes.

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